Seis de cada diez personas que realizan ejercicio físico no respiran correctamente, según ha informado Nascia, que señala que el principal motivo por el que tantas personas no respiran bien viene derivado del ritmo de vida actual.

Y es que, mientras que una respiración óptima sitúa la frecuencia entre 6 y 10 veces por minuto en reposo, actualmente la mayoría de la población se encuentra por encima de estas cifras. Todo ello origina una hiperventilación provocando cansancio excesivo, fatiga o insomnio.

Las pautas para lograr una correcta respiración pasan por abandonar la respiración torácica, que obliga a utilizar la musculatura del pecho y los hombros dejando rigidez abdominal, para realizar una respiración diafragmática que mejora sensiblemente la calidad de vida y de ejercicio físico. “Una correcta respiración diafragmática influye sobre el proceso mental y consigue un estado físico óptimo mejorando la concentración.

Por ello, muchos deportistas de élite utilizan esta respiración diafragmática como parte esencial de su entrenamiento ya que les ayuda a conseguir resultados óptimos”, recalca. Concretamente, una respiración deficiente durante el ejercicio físico puede provocar cansancio excesivo, sensación de una fatiga mayor o insomnio.

Además, tiene efectos fisiológicos que incluyen incremento del número de pulsaciones del corazón, aumento de la tensión arterial, síntomas de asma o ahogo, tensión muscular excesiva en cuello y hombros y, en ocasiones, síntomas de malestar gastrointestinal.

Y es que, el sistema respiratorio está interrelacionado con el resto de sistemas del organismo y que algunos de estos efectos reaccionan en cadena ante una situación prolongada de malos hábitos en la respiración. A nivel de concentración, un deficiente estado de atención impide focalizar correctamente los esfuerzos pudiendo desencadenar en lesione





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