La toxina botulínica aporta mejoras funcionales y estéticas en patologías faciales como el bruxismo, la hipertrofia de los músculos maseteros o la luxación recidivante de la articulación temporomandibular (ATM), según ha mostrado un análisis de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (SECOM).
“Cada vez más cirujanos orales y maxilofaciales la utilizan gracias a que tiene pocas contraindicaciones, permite evitar cicatrices y reduce en gran medida el dolor muscular facial”, ha comentado la jefa del servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, Dolores Martínez Pérez.
La toxina botulínica se utiliza en cirugía oral y maxilofacial para tratar patologías relacionadas con los músculos mandibulares e hiperfunción muscular. Es el caso del dolor miofascial asociado al bruxismo, que se caracteriza por apretamiento de los dientes, daño y abrasión dental, y dolor en las regiones maseterinas, sobre todo de predominancia matutina.